LAS GUERRAS CARLISTAS EN EL RINCON DE ADEMUZ Y LA ZONA, SEGUN LOS DOCUMENTOS (IX). TERCERA G.C. (1872-1876). PERIODO 1872-1873

PERIODO 1872-1873

Tropas liberales de la III Guerra Carlista (Museo de San Telmo)

La III Guerra Carlista se desarrolla entre los años 1872 y 1876. Ahora el pretendiente al trono de España es D. Carlos María de Borbón y Austria-Este, bajo el título de Carlos VII. Nieto del primer pretendiente carlista en la Primera Guerra (Carlos María Isidro de Borbón-Parma, titulado Carlos V), sobrino del
Carlos Luis María Fernando de Borbón y Braganza, conde de Montemolín (pretendiente al trono en la Segunda Guerra, titulado como Carlos VI), e hijo de Juan Carlos María Isidro de Borbón y Braganza, conde de Montizón, (también pretendiente al trono y titulado como Juan III, que no participó de forma activa en insurrecciones, ni contó con el apoyo decidido de los carlistas, ni de su propia familia, dadas sus ideas liberales).

Reproduzco aquí la carta-manifiesto que el pretendiente carlista Carlos VII dirige a su hermano Alfonso (Alfonso de Borbón y Austria-Este), firmada en París el 30 de junio de 1869. Para los amantes de la historia, es sin duda un documento importante, sobre el que se debe reflexionar, comprender y valorar. Ultracatólico y conservador, en este manifiesto defiende la descentralización del estado, basada en los municipios y las provincias, austeridad por parte de los gobiernos y de la propia monarquía (“Si el país está pobre, vivan pobremente hasta los ministros, hasta el mismo Rey...”). De este manifiesto también se desprende estar a favor del proteccionismo económico contra la libertad de comercio (“ciertas teorías modernas”). Dice textualmente:

“Mi querido hermano: En folletos y periódicos se han dado a conocer bastante mis ideas y sentimientos de hombre y de Rey. Cediendo, sin embargo, al general vehementísimo deseo que ha llegado hasta mí desde todos los pueblos de la Península, escribo esta carta, en que no hablo sólo al hermano de mi corazón, sino a todos los españoles, sin excepción alguna, que también son mis hermanos.
Yo no puedo, mi querido Alfonso, presentarme a España como pretendiente a la Corona; yo debo creer y creo que la Corona de España está ya puesta sobre mi frente por la santa mano de la ley. Con ese derecho nací, que es al propio tiempo obligación sagrada; mas deseo que ese derecho mío sea confirmado por el amor de mi pueblo. Mi obligación, por lo demás, es consagrar a este pueblo todos mis pensamientos y todas mis fuerzas; morir por él o salvarle.
Decir que aspiro a ser Rey de España y no de un partido es casi vulgaridad; porque ¿qué hombre digno de ser Rey se contenta con serlo de un partido? En tal caso se degrada a sí propio, descendiendo de la alta y serena región donde habita la majestad y a donde no pueden llegar rastreras y lastimosas miserias. Yo no debo ni quiero ser Rey sino de todos los españoles; a ninguno rechazo, ni a los que se digan mis enemigos, porque un Rey no puede tener enemigos; a todos llamo y les llamo afectuosamente en nombre de la Patria, y si de todos no necesito para subir al trono de mis mayores, quizás necesite de todos para establecer sobre sólidas bases la gobernación del Estado y dar fecunda paz y libertad verdadera a mi amadísima Patria.
Cuando pienso en qué deberá hacerse para conseguir tan altos fines, pone miedo en mi corazón la magnitud de la empresa.
Yo sé que tengo el deseo ardiente de acometerla y la resuelta voluntad de terminarla, mas no se me esconde que las dificultades son imponderables y que no sería hacedero vencerlas sin el consejo de los varones más imparciales y probos del reino, congregados en Cortes que verdaderamente representen todas las fuerzas vivas y todos sus elementos conservadores.
Yo daré con esas Cortes a España una ley fundamental que, según expresé en mi carta a los soberanos de Europa, espero que ha de ser definitiva y española.
Juntos estudiamos, hermano mío, la historia moderna, meditando también sobre grandes catástrofes, que son enseñanzas a los reyes y a la vez escarmiento a los pueblos. Juntos hemos meditado también en que cada siglo puede tener, y tiene de hecho, legítimas necesidades y naturales aspiraciones.
La España antigua necesitaba de grandes reformas; en la España moderna ha habido grandes trastornos. Mucho se ha destruido, poco se ha reformado. Murieron antiguas instituciones, algunas de las cuales no pueden renacer; han intentado crear otras nuevas, que ayer vinieron a la luz y se están ya muriendo. Con haberse hecho tanto, está por hacerse casi todo. Hay que acometer una obra inmensa de reconstrucción social y política, levantando en este país desolado, sobre bases cuya bondad acreditan los siglos, un edificio grandioso en que puedan tener cabida todos los intereses legítimos y todas las opiniones regionales.
No me engaño, hermano mío, al asegurarte que España tiene hambre y sed de justicia, que siente la urgentísima e imperiosa necesidad de un gobierno digno y enérgico, justiciero y honrado, y que ansiosamente espera a que en su dilatado imperio reine la ley, a la cual debemos estar todos sujetos, grandes y pequeños.
España no quiere que se ultraje ni ofenda la ley de sus padres; y poseyendo en el catolicismo la verdad, comprende que si ha de llenar cumplidamente su encargo divino la Iglesia ha de ser libre.
Sabiendo y no olvidando que el siglo XIX no es el XVI, España está resuelta a conservar a todo trance la unidad cató­lica, símbolo de nuestras glorias patrias, espíritu de nuestras leyes, bendito lazo de unión entre todos los españoles.
Cosas funestas, en medio de tempestades revolucionarias, han pasado en España. Pero sobre esas cosas que pasaron, hay concordatos que se deben profundamente acatar y religiosamente cumplir.
El pueblo español, amaestrado por una experiencia dolorosa, desea en verdad que su Rey sea Rey de veras, y no sombra de Rey; y que sean sus Cortes ordenadas y pacífica Junta de independientes e incorruptibles procuradores de los pueblos, pero no asambleas tumultuosas y estériles de diputados emplea­dos o de diputados pretendientes, de mayorías serviles y de minorías sediciosas.
Ama el pueblo español la descentralización y siempre la amó, y bien sabes, hermano mío, que si cumpliera mi deseo, así como el espíritu revolucionario pretende igualar a las provincias vascas a las restantes de España, éstas semejarían o se igualarían en su régimen interior con aquellas afortunadas provincias.
Yo quiero que el municipio tenga vida próspera y propia, y que la tenga la provincia, pero viendo, sin embargo, y procurando evitar abusos posibles.
Mi pensamiento fijo, mi deseo constante, es cabalmente dar a España lo que no tiene, a pesar de mentidas vociferaciones de algunos ilusos; es dar a España la amada libertad que sólo conoce de nombre; la libertad que es hija del evangelio, no el liberalismo que es hijo de la protesta; la libertad, que es al fin el reinado de las leyes cuando las leyes son justas, esto es, conforme al derecho de la naturaleza, al derecho de Dios.
Nosotros, hijos de Reyes, reconocemos que no es el pueblo para el Rey, sino el Rey para el pueblo; que un Rey debe ser el hombre más honrado de su pueblo, como es el primer caballero; que un Rey debe honrarse con el título especial de padre de los pobres y tutor de los débiles.
Hay en la actualidad, mi querido Alfonso, una cuestión temerosísima: la cuestión de Hacienda. Espanta el considerar el déficit en la española; no bastan a cubrirlo las fuerzas productoras del país; la bancarrota es inminente. Yo no sé si puede salvarse a España de esta catástrofe; pero si es posible, sólo su Rey legítimo la puede salvar.
Una inquebrantable voluntad obra maravillas. Si el país está pobre, vivan pobremente hasta los ministros, hasta el mismo Rey, que debe acordarse de Don Enrique el Doliente. Si el Rey es el primero en dar ejemplo, todo será llano; suprimir ministros y reducir provincias y disminuir empleos y moralizar la administración, al mismo tiempo que se fomente la agricultura, proteja la industria y aliente el comercio. Salvar la Hacienda y el crédito de España es empresa titánica a la que todos debemos contribuir, Gobierno y pueblo. Menester es que mientras se hagan milagros de economía seamos todos muy españoles, estimando en mucho las cosas del país, apeteciendo sólo las útiles del extranjero. En una nación hoy poderosísima languidecía en tiempos pasados la industria, su principal fuente de riqueza, y estaba la Hacienda mal parada y el reino pobre; del Alcázar Real salió y derramóse por los pueblos una moda: la de vestir sólo las telas del país. Con esto, la industria, reanimada, dio origen dichoso a la salvación de la Hacienda y a la prosperidad del país.
Creo, por lo demás, comprender lo que hay de verdad y lo que hay de mentira en ciertas teorías modernas, y, por lo tanto, aplicadas a España, reputo por error muy funesto la libertad de comercio que Francia repugna y rechazan los Estados Unidos. Entiendo, por el contrario, que se debe proteger eficazmente la industria nacional. Progresar, protegiendo, debe ser nuestra fórmula.
Y por cuanto paréceme comprender lo que hay de verdad y de mentira en estas teorías, se me alcanza también en qué puntos lleva razón la parte del pueblo que hoy aparece más extraviada; pero es seguro que casi todo lo que hay de razonable en sus aspiraciones no es invención de ayer, sino doctrinas de antiguo conocidas, aunque no siempre, y singularmente en el tiempo actual, observadas. Engaña al pueblo quien le diga que es Rey; pero es verdad que la virtud y el saber son la principal nobleza; que la persona del mendigo es tan sagrada como la del prócer; que la ley debe guardar así las puertas del palacio como las puertas de la cabaña; que conviene crear instituciones nuevas si las antiguas no bastasen para evitar que la grandeza y la riqueza abusen de la pobreza y la humildad; que debiendo hacerse justicia igualmente a todos y conservar a todos igualmente sus derechos, le está bien a un gobierno previsor mirar especialmente a los pequeños, y directa e indirectamente procurar que no falte el trabajo a los pobres y que puedan sus hijos que hayan recibido de Dios un claro entendimiento adquirir la ciencia que, acompañada de la virtud, les allane el camino hasta las más altas dignidades del Estado.
La España antigua fue buena para los pueblos; no lo ha sido la revolución. La parte del pueblo que hoy sueña en la república va ya entreviendo la verdad; al fin se verá clara y potente como la luz y verá que la monarquía cristiana puede ha­cer en su favor lo que nunca harán 300 reyezuelos disputando en una asamblea clamorosa. Los partidos, o los jefes de los partidos, codician honores, o riquezas, o imperio; pero ¿qué puede apetecer en el mundo un Rey cristiano, sino el bien de su pueblo? ¿Qué le puede faltar a ese Rey en el mundo, para ser feliz, sino el amor de su pueblo?
Pensando y sintiendo así, querido Alfonso, soy fiel a las buenas tradiciones de la antigua y gloriosa monarquía española, y creo a la vez ser hombre del tiempo presente que no desatiende el porvenir.
Comprendo bien que es tremenda la responsabilidad de quien tome sobre si restaurar las cosas de España; más si sale vencedor de su empresa, inmensa será su gloria. Nacido con derecho a la corona de España, y mirando en este sagrado derecho una sagrada obligación, yo acepto aquella responsabilidad y busco esta gloria, y me anima la secreta esperanza de que con la ayuda de Dios el pueblo español y yo hemos de hacer cosas grandes; y ha de decir el siglo futuro que yo fui un buen Rey y el pueblo español un gran pueblo.
Tú, hermano mío, que tienes la dicha envidiable de servir bajo la bandera del inmortal pontífice, pide a ese nuestro Rey espiritual para España y para mí su bendición apostólica.
Y a Dios que te guarde, hermano mío. Tuyo de corazón, tu hermano”.
       Carlos.

CARLOS VII con su esposa Margarita (1870) (Foto de Federico Guisasola)

Alfonso Carlos de Borbón (duque de S. Jaime)

Con anterioridad al inicio (oficial) de esta guerra, en el año 1869 ya existieron levantamientos y partidas, tanto carlistas como republicanas, como demuestra la siguiente noticia, referida a Torrebaja,  y que en agosto de 1869 publica el periódico “La Igualdad” (Madrid):

“La Igualdad” publica la siguiente carta, que aparece en el periódico “El Pensamiento Español”:
TERUEL 20 de Agosto de 1869.- Estamos aquí sin saber a qué atenernos respecto a los movimientos carlistas.
Si creemos a las autoridades superiores, en la provincia de Teruel no hay un solo carlista, pero si damos crédito a muchas cartas de personas veraces y respetables, a las aseveraciones de testigos oculares, cruzan las provincia, preparando un alzamiento general, algunas partidas carlistas más o menos considerables.
Que no hay nada, se repite un día y otro día por las autoridades superiores, y sin embargo, hay algo, y aún algos.
Aparece una partida en Torrebaja.[1]

Oficialmente se inaugura la III Guerra Carlista el 21 de abril de 1872, tras las elecciones de este mismo año y mes, durante el reinado de Amadeo I (Amadeo de Saboya, "duque de Aosta"), primera experiencia de monarquía parlamentaria en España. El Presidente del Gobierno en este momento era D. Práxedes Mateo Sagasta (gran defensor de la monarquía democrática). En estas elecciones, el movimiento carlista, que se integra en la “Comunión Católico-Monárquica”) sólo consigue 38 escaños en el Parlamento.


Amadeo I (Retrato de  Vicente Palmaroli, 1872)


Práxedes Mateo Sagasta (por Ignacio Suarez Llanos)

[1872 mayo, mediados] Cerca de Tragacete (Cuenca) se ha presentado una partida de 25 hombres, al mando de Alfonso, contra la que se ha dispuesto una batida por las fuerzas de Cañete y cazadores de Béjar.[3]

El 26 de mayo de 1872, es nombrado como Presidende de un efímero Gobierno (y en el reinado de Amadeo I), D. Francisco Serrano Domínguez (“Duque de la Torre”). Durante algunos días, y hasta que Serrano volviera de la guerra, fue ocupada interinamente la presidencia por Juan Bautista Topete hasta el 3 de junio, en que Serrano regresó de la guerra contra los carlistas y se hizo cargo del Gobierno. El 12 de junio presenta su dimisión por negarle el rey su pretensión de suspender “garantías constitucionales”, dada la fortaleza de carlistas y republicanos en algunas regiones.
El 13 de junio de ese mismo año pasa a asumir el Gobierno D. Manuel Ruiz Zorrilla, que duraría hasta el 12 de febrero de 1873. Este Gobierno suponía la vuelta al Gobierno de los “radicales”, tras un período de gobiernos “moderados”, ambos de carácter liberal y monárquicos, y más o menos a la izquierda o a la derecha dentro de esa línea. Este gobierno intentó reformas importantes, como la abolición de quintas, solución al colonialismo español, modernización industrial, y separación Iglesia-Estado (esto último, inaudito para aquel tiempo).


Francisco Serrano y Domínguez (retrato de Antonio Gispert)


Manuel Ruiz Zorrilla

[1872 junio, finales] Los voluntarios de la libertad de Utiel, según escriben de Valencia, han prestado un buen servicio capturando al bandido Benavente o Miravel, vecino de Burjasot, que trataba de levantar a algunos carlistas en la masía de Medina.[4]

Otro Manifiesto del pretendiente Carlos VII, en este caso dirigido a “los pueblos de la Corona de Aragón”, y fechado en 16 de julio de 1872. Es de destacar que en este manifiesto, ofrece devolver a estas regiones, los fueros que anuló su antepasado Felipe V, e insite en la descentralización del Estado:

Catalanes, aragoneses, valencianos:
El 2 de mayo llamé desde Vera a todos los españoles, lleno de fe en la grandeza de la Causa, cuyo depósito me ha confiado Dios. Lo que entonces era una esperanza será muy pronto magnífica realidad. Los cimientos de la restauración del Trono de Recadero están labrados con los laureles de Oñate y de Mañaria, de Urbasa, de Ceberio, de Más de Roig, de Arbucias, de Tivisa y de Reus. El camino de la victoria está regado con la sangre de los mártires: en él escribieron sus nombres inmortales Ulibarri, Ayastuy, García y Francesch.
Hoy, como entonces, pero con más aliento, repito con el orgullo de Rey de una nación heroica: Voluntarios que fijos los ojos en el cielo y en mi bandera corréis generosos al sacrificio, yo os admiro. Soldados de Pavía y de Bailén, que estáis bastante ciegos para ser mercenarios del Extranjero, también admiro vuestro valor. A todos os llamo, porque todos sois españoles; que la empresa salvadora comienza apenas y el mundo nos contempla sorprendido, espantada la Revolución, lleno el país de júbilo inefable. Sí, se acerca el día en que sean realidad mis vehementes aspiraciones.
Por lo tanto, amante de la descentralización, según consigné en mi Carta-Manifiesto de 30 de junio de 1869, hoy os digo pública y solemnemente:
Intrépidos catalanes, aragoneses y valencianos: Hace un siglo y medio que mi ilustre abuelo Felipe V creyó deber borrar vuestros fueros del libro de las Franquicias de la Patria.
Lo que él os quitó como Rey, yo como Rey os lo devuelvo; que si fuisteis hostiles al fundador de mi dinastía, baluarte sois ahora de su legítimo descendiente.
Yo os devuelvo vuestros fueros, porque soy el mantenedor de todas las justicias, y para hacerlo, como los años no transcurren en vano, os llamaré, y de común acuerdo podremos adaptarlos a las exigencias de nuestros tiempos.
Y España sabrá, una vez más, que en la bandera donde está escrito Dios, Patria y Rey están escritas todas las legítimas libertades.
     Vuestro Rey, Carlos.
            Frontera de España, 16 de julio de 1872.

El 5 de octubre de 1872, una partida mandada por Francisco Contel Aparicio (el “Tuerto del Villar”), es perseguida desde Chelva y rechazada en Camporrobles. En esta primera refriega, muere el “Tuerto”, y marcha la partida en dirección a Sinarcas y la Torre de Utiel. En el “Mojón” de Sinarcas tropiezan con un destacamento de la Guardia Civil. “Los facciosos se dispersaron, pero un pequeño grupo fue alcanzado por guardias de caballería”. Fueron “acuchillados y muertos” el cabecilla José Sánchez Tortes y el clérigo Orero (Manuel Orero, cura de Alcublas).

El día 5 [1872 octubre] entró en Camporrobles (Valencia), una partida de 40 hombres, mandada por un tal Timoteo [incorrecto, se trataba de el "Tuerto del Villar", Francisco Contel Aparicio] y un cura [Manuel Orero, que era cura de Alcublas]. Los voluntarios de la Libertad se apercibieron y se echaron a la calle, trabándose un combate bastante enérgico. El capitán de los voluntarios, al salir de su casa, fue muerto de un trabucazo por un alférez carlista, que murió también de un bayonetazo. Quedaron también mal heridos un sargento y dos voluntarios. De los carlistas murieron dos en el acto y quedaron heridos gravemente otros varios. Los voluntarios de Utiel acudieron a auxiliar a sus convecinos, haciendo tres prisioneros y recogiendo un muerto.[5]

VALENCIA.- [1872 octubre, primeros] La partida carlista levantada en Domeño y pueblos inmediatos fue alcanzada por una columna de la Guardia civil en el sitio llamado la Mojonera de Sinarcas, término municipal de Utiel, batiéndola y dispersándola completamente, resultando muertos el cabecilla que la mandaba don José Sánchez Tortes, de Villamarchante, su segundo el cura titulado de Alcublas, D. Manuel Orero, y otros tres, cogiéndoles dos caballos, varias armas, municiones, boinas, otros efectos y papeles de importancia. En la columna de Guardia civil no ha ocurrido baja alguna.[6]

[1872 octubre, primeros] La partida carlista que se presentó en Camporrobles, donde salió escarmentada, en su huida se encontró, cerca de Torres [la Torre de Utiel], con 80 guardias civiles que le hicieron cinco muertos, entre ellos uno vestido de coronel y el cura de la ermita de San Agustín de Valencia, y dos prisioneros. Después los voluntarios de Utiel mataron otro carlista e hicieron otro prisionero.[7]

Las dos siguientes noticias referidas al pueblo de Torrebaja, atestiguan que, además de la insurrección carlista, el gobierno tuvo hacer frente también a levantamientos republicanos en aquellos momentos.

ORDEN PUBLICO.
De La Correspondencia”: “Ayer [1872 diciembre 4] apareció una partida republicana en el pueblo de Torrebaja, distrito militar de Valencia. Enseguida salieron fuerzas en su persecución”.[8]


Torrealta (aldea de Torrebaja). Casa Grande y Torreón de los Garcés de Marcilla (foto de Alfredo Sánchez Garzón)

[1872 diciembre 4] Una facción republicana de unos 50 hombres ha aparecido en Torrebaja, límite del distrito de Aragón y de Valencia.[9]

El 11 de febrero de 1873, abdica Amadeo I. Este rey, católico y progresista, tuvo en contra, como es natural, a los carlistas, pero también a republicanos y a la aristocracia borbónica. También tuvo que afrontar la Guerra de Cuba (“Guerra de los Diez Años”, 1868-1878). Pero lo más importante, quizás, es que no llegó a tener el afecto del pueblo español, por ser de origen extranjero. Fue el primer rey español que fue elegido por un parlamento, la primera monarquía democrática en España.
El 11 de febrero de 1873 es proclamada la I República, que curiosamente, aunque con mayoría de monárquicos en el Parlamento, fue aprobada con el apoyo de "Republicanos" y "Radicales" (estos últimos agrupaban a los progresistas, a los radicales del fallecido general Prim, y a los demócratas, a "grosso modo"). Existía a la vez un enfrentamiento entre republicanos “Federalistas” y “Unionistas”. Y dentro de los federalistas, entre "Transigentes" e "Intransigentes".
El 12 de febrero es nombrado “Presidente del Poder Ejecutivo” D. Estanislao Figueras y Moragas, republicano “federal”. Gobierna en coalición de republicanos, con radicales y progresistas Tiempos convulsos y complicados para España; grave crisis económica y social, innumerables levantamientos cantonales y obreros, guerras de Cuba y Carlista...
El 8 de junio de 1873 se decidió definir a esta I República Española como “República Federal”.
Ante todos los problemas mencionados (y más), y la difícil gobernabilidad, el 9 de junio, Figueras dimite y se marcha a Francia (según manifiesta “para defender la República”), no sin antes, y en una sesión del Consejo de Ministros, decir textualmente: “Estoy hasta los cojones de todos nosotros...”.
El 11 de junio se proclamó una República Federal, cuyo primer Presidente del Poder Ejecutivo fue D. Francisco Pi i Margall, que aún con un proyecto moderado de República Federal, tuvo en su contra a los más radicales de los suyos ("Intransigentes"), el auge de los movimientos cantonalistas, y las persistentes guerras Carlistas y de Cuba.
Tras la dimisión de Pi i Margall, el 18 de julio de 1873, es nombrado Presidente D. Nicolás Salmerón Alonso. De tendencia republicana “unionista”, pretende una República Unitaria, con importantes reformas e inmediatas para el país. Aumentan los movimientos cantonalistas y obreros, a los cuales se decide responder con contundencia. A pesar de su ideario republicano, Salmerón no consideró mejor opción para ello que contar con militares de prestigio como Pavía y Martínez Campos. Salmerón se gana la enemistad de los republicanos más intransigentes.


Estanislao Figueras y Moragas (de La Ilustración Española y Americana)


Francisco Pi i Margall (de José Sánchez Pescador - Ateneo de Madrid)


Nicolás Salmerón Alonso (óleo de Federico Madrazo y Küntz)

Ya hasta agosto de 1873, no hay noticias relevantes de la contienda en nuestra zona.
A finales de agosto, el cabecilla carlista José Santés y Murgui **  ***, desde Casinos, por Villar del Arzobispo, Chulilla y Losa del Obispo, entra en Chelva el 31 de ese mismo mes, con una pequeña facción que se va incrementando en fuerzas, conforme pasa por los pueblos, hasta llegar, por lo visto a unos 900 hombres cuando entran en Chelva [agosto 31].

     ** José Santés y Murgui nació en Lliria (Valencia) en 1817. Personaje singular por su participación en las tres Guerras Carlistas. Con sólo 10 años y con dispensa, fue admitido en el cuerpo de “voluntarios realistas” de esa localidad, del que su padre y un tío suyo fueron oficiales. A principios de 1833, con 16 años ya sufrió tres meses de calabozo en las Torres de Quart (Valencia) por estar complicado en alguna conspiración carlista, meses antes de la muerte del rey Fernando VII. Tras el estallido de la I Guerra Carlista en octubre de ese año (1833), fue a Morella (Castellón) para incorporarse a las fuerzas del “barón de Hervés”. Éstas se retiran de Morella en diciembre por el avance del ejército gubernamental y son derrotadas en la “acción de Calanda” (diciembre 1833), tras lo cual se dispersan y empiezan a actuar en pequeñas partidas. Ya en 1837, con 20 años, era capitán del segundo batallón de “Tiradores del Cid”. En enero de 1838 estuvo a las órdenes de Antonio Tallada y Romeu en la expedición que se hizo a Andalucía, durante la cual fue apresado, estando prisionero en el Castillo de San Sebastián (Cádiz) durante 18 meses. Al terminar la I Guerra, en 1840, tras intentar retirarse a Francia, vuelve a ser detenido, volviendo a su pueblo natal de Lliria, donde fue encarcelado por más de cuatro años. Tras este encarcelamiento marchó a Francia, a reunirse con su padre y su hermano que allí permanecían. Durante la II Guerra, en 1848, regresó a España a las órdenes de “Cabrera” en Cataluña. Cruzó el Ebro con el general “Forcadell” (Domingo Forcadell y Michavila), quien le destinó al “Distrito del Turia”. El 29 de septiembre de 1848 se apodera de Segorbe; batió al enemigo en Losa del Obispo (Valencia) y en Campalbo (Cuenca). A partir de aquí, hay dos versiones contradictorias: Según Antonio Caridad Salvador en “La Revuelta de los Matiners en Valencia y Sur de Aragón”, se presentó a indulto en Andilla (Valencia) el 27 de octubre de 1848 con 16 hombres de su partida; otra versión es que “Santés” se incorporó de nuevo al ejército Carlista de Cataluña a las órdenes de Cabrera. Quizás pudieran ocurrir las dos cosas, que se presentara a indulto y posteriormente pasara al ejército de Cabrera (lo ignoro). En todo caso, al terminar esta II Guerra (o “Campaña Montemolinista”), se refugió en Francia, y allí permaneció durante 24 años, fiel a sus ideas “legitimistas”, residiendo en Lyon. Hay noticias que en 1848, el padre de Santés comandante de infantería en la I Guerra, y con más de 80 años, residía en su pueblo de Lliria, “querido y respetado por los hombres de todos los partidos”. Durante la III Guerra Carlista, en abril de 1873, volvió del exilio y se incorporó en Cataluña a las órdenes de “Savalls” (Francisco Savalls y Massot). Este mismo año, ya es segundo comandante de la provincia de Valencia, estableciendo su cuartel general en Chelva. El 16 de octubre de 1873, con otras fuerzas, se apoderó de Cuenca, y el 11 de noviembre fue ascendido a brigadier (general de brigada). El 10 de enero de 1874 ocupó Albacete. Entre el 9 y 10 de marzo de 1874, las fuerzas carlistas unidas de “Palacios”Santés” y “Cucala”, son derrotadas por las tropas gubernamentales de Emilio Calleja Isasi en la “Acción de Minglanilla”. Tras esta derrota por los carlistas, surgieron fuertes desavenencias entre “Santés” y “Cucala”, que llevaron poco más tarde a la destitución de “Santés”, acusado de varias cosas, entre ellas, trato con los enemigos para pasarse a ellos, destrucción de vías férreas y malversación de fondos. Quizás no fueran ninguno de éstos los motivos que llevaron a su destitución. La razón principal fue, muy probablemente, que tras las diferencias mantenidas con su compañero “Cucala”, predilecto de su superior el general Manuel Salvador Palacios, este último se quitó de en medio a nuestro personaje José Santés. También hay dos versiones sobre su desaparición en el mapa de guerra: la primera es que fue sometido a consejo de guerra y fusilado por los suyos; la segunda es que finalizada la III Guerra, o algo antes, emigró otra vez a Francia, donde se dedicó a la venta ambulante, "muriendo en la miseria" (esta es la versión más fiable y más extendida, según los documentos consultados). José Santés y Murgui fue muy querido por la familia real carlista, y era calificado de “disciplinado, humano y honesto”.

     *** Jefe carlista muy importante en nuestra zona. Paso a hacer referencia de sus actuaciones en la misma: En verano-otoño de 1848, durante la II Guerra Carlista, una partida de José Santés y Murgui, junto con otros de “Arnau” (José Domingo Arnau), “Llorach” (Vicente Llorach y Boix), “Gamundi” (Isidro Pascual Gamundi), “Pimentero de Utiel” (Timoteo Andrés) y “Dulzainero de Liria” (Esteban Arastey), ya se encuentran por la zona (Los Serranos, Marquesado de Moya, Utiel-Requena...). “Santés” ya es jefe de la “División del Turia”. El 21 de septiembre de 1848 son batidas las “gavillas” de “Santés”, “Pimentero de Utiel” y “Dulzainero de Liria” en Calles, distrito de Chelva, causándoles cuatro muertos. Ya durante la III Guerra, el 26 de agosto de 1873, “Santés”, con una insignificante partida, sale de Casinos y pasa por Villar del Arzobispo, Chulilla y Losa del Obispo. En estos pueblos la va incrementando, hasta llegar a Chelva el 31 de agosto, ya con unos 900 hombres. El 1 de septiembre de 1873, procedente de Chelva, “Santés” se presenta en Utiel, con tres compañías de “guías” y dos batallones (sobre 1.000 hombres), y es ocupado. Allí se le uniría una facción de Pascual Cucala Mir, aumentando considerablemente sus fuerzas, llevándose mozos de la reserva y voluntarios. Tras salir de Utiel (día 4 ó 5 de septiembre), parte de las fuerzas de “Santés”, por Camporrobles, Fuenterrobles y Mira, se dirigen hacia el Rincón de Ademuz, y entrando en éste por Vallanca, se sitúan en Ademuz el día 7 de septiembre. Esta fuerza, de unos 500 hombres, la manda un tal “Vidal”. Este mismo día 7, la columna de “Santés”, con unos 2.000 hombres, llega a Moya, y al siguiente día 8 (festividad de la Virgen), oyen misa de campamento frente a Santo Domingo de Moya; después parten a Ademuz a unirse a las fuerzas de “Vidal” que allí estaba. En Ademuz permanecerían los de “Santés”, por lo menos, hasta mediados de septiembre. El 11 de este mismo mes, se celebra en la iglesia de Ademuz una misa de aniversario por la muerte de la madre de “Santés”, que por lo visto, había fallecido en esa villa en 1840. En estos momentos Chelva era considerada, junto al Rincón de Ademuz, cuartel general de “Santés”. A mediados de septiembre, ya cuenta con una columna de 2.600 a 4.500 hombres (según distintas fuentes consultadas), y se encuentra en Ademuz, reclutando, instruyendo y uniformando a sus tropas. El 3 de octubre de 1873, una partida de “Santés” en Aliaguilla, donde, no consiguiendo cobrar contribución, se llevó de rehenes al alcalde, un concejal y un contribuyente, saliendo para Chelva. El 16 de octubre de 1873, las fuerzas de “Santés” se apoderan de la ciudad de Cuenca, efímera ocupación que, sin embargo fue muy fructífera para el bando carlista. El 17 por la tarde se retira de esta ciudad, dirigiéndose a Chelva. El 23 de octubre, fuerzas de “Santés” que permanecían en Utiel, intentan atacar Requena, otra vez sin éxito, por lo que vuelven a su cuartel general de Chelva. El 13 de diciembre de 1873, el general gubernamental Romualdo Palacio González entra en Chelva, de donde ya han salido los jefes carlistas que allí permanecían: Pascual Cucala Mir, Francisco Vallés Roselló y el propio “Santés” (este último hacia La Yesa). Entrado 1874, a primeros de enero, “Santés” se encontraba en Ademuz, desde donde parten expediciones a La Mancha. Concretamente parte de ésta (Ademuz) la expedición que, vía Utiel, Villargordo del Cabriel y Villanueva de la Jara, rindió la ciudad de Albacete el 10 de enero de 1874. Tras esta acción, “Santés” vuelve a Chelva, donde es recibido en “honor de multitudes” el 15 de enero. A primeros de febrero de 1874, “Santés” se traslada con los suyos desde Chelva a Puebla de San Miguel (Rincón de Ademuz), por estar más seguro en aquella sierra de difícil acceso, de los ataques del ejército republicano, y por lo visto, con el punto de mira en Cañete, donde pretendía establecer su centro de operaciones. Merodea la zona comprendida entre este pueblo (Cañete) y Santa Cruz de Moya, y “visita, entre otros, Utiel, Fuenterrobles, Camporrobles, Landete, Mira, Tragacete, Salvacañete, Moya y pueblos del Rincón de Ademuz. Durante esta “pequeña expedición”, logran recaudar un importante botín, y según la prensa “dejando a los pueblos atemorizados y exhaustos”. Tras esta expedición, ya el 7 de marzo, “Santés” se presenta en Utiel con unos 5.000 hombres, pero no llegan a bloquear Requena. Después de la “Acción de Minglanilla” (9-3-1874), en que fueron derrotadas las fuerzas carlistas, “Santés” otra vez en su cuartel general de Chelva el día 13 de ese mes. Poco después sería destituido y a partir de abril desaparece de este mapa de guerra.

[Del Diario de Pascual Cucala Mir] Día veinticinco de agosto [1873] Emprendimos la marcha en dirección al Villar del Arzobispo y allí pasó el veintisiete [agosto 27]. [Santés] Se dirigió al pueblo de Chulilla, desarmó a 100 republicanos; y recogiendo gente por los caminos, a los cuatro días llevaba seiscientos hombres, y entonces formó dos compañías denominadas de Guías de Valencia, primera y segunda de la misma; y tomó la dirección a Losa. Después entró en Chelva [agosto 31] donde también desarmaron a los nacionales y se aumentaron sus fuerzas.[10]

NOTICIAS CARLISTAS.
VALENCIA, ARAGON Y MAESTRAZGO.
De “Las Provincias”:
La facción del cabecilla Santés [José Santés y Murgui] ha seguido su marcha hacia Chelva. El martes [1873 agosto 26], a las cinco de la mañana, llegó a Casinos, y por la noche entró en Villar del Arzobispo, donde le tenían preparado un amigable recibimiento. A la luz de hachas de viento salieron a recibir a los carlistas, cuyo número se hace ya subir a unos 800; lanzándose al vuelo las campanas en señal de regocijo, sonó la música en son de fiesta, hubo en las calles iluminación, y para demostrar con hechos más positivos las simpatías de aquel vecindario hacia el carlismo, apresuráronse sus habitantes a pagar un trimestre de la contribución que les pidió el cabecilla.
El miércoles [agosto 27] a las cinco de la tarde marcharon los carlistas a Losa del Obispo, después de habérseles unido, bastantes mozos del Villar, de modo que se aseguraba que ayer [agosto 31], a las ocho de la mañana, habían entrado en Chelva sobre 900 hombres.[11]

Por carta particular sabemos hoy que Cucala [Pascual Cucala Mir], con 300 hombres, paso anteayer [1873 agosto 26] por las Ventas de Poyo, partido de Chiva (Valencia), de donde se llevó los caballos de tiro que tenía la empresa del coche de Valencia a Requena. En esta última población se preparan para rechazarle, por ser muy probable quiera Cucala entrar en ella. Se esperaba que olvidando rencillas, se unan Utiel y Requena para salir a atacarles al campo.[12]

Sabemos por carta particular que Cucala [Pascual Cucala Mir] entró el día 27 [1873 agosto] con su partida en Utielpor no haberles dado tiempo a disponerse para la defensa, y que en Requena estaban preparándose perfectamente para impedirles la entrada, dado caso que se atreviesen a intentarlo. El mismo día 27 se recibieron en Requena las armas y municiones que por gestiones del diputado Sr. Plaza ha mandado el gobierno desde Valencia.[13]

El miércoles [1873 agosto 27] resonaron por las calles de Requena alegres músicas para solemnizar el estrecho abrazo en que se habían unido todos sus habitantes, sin distinción de opiniones y partidos, para rechazar a los carlistas.[14]


Requena. Barrio de la Villa

Por su parte, una facción del jefe carlista Pascual Cucala Mir, y procedente de Chiva, entró el 27 de agosto de 1873 en Utiel. A los pocos días se unen a sus fuerzas las de Santés procedentes de Chelva (septiembre 1), y ocupan una amplia zona, casi sin resistencia, saliendo reforzado considerablemente este ejército.

[1873 septiembre, primeros] La facción Santés [José Santés y Murgui] empezó con trescientos hombres, y al salir de Utiel, donde ha estado últimamente, llevaba mil novecientos y algunos caballos.
Los carlistas de Valencia se llevan muchos mozos de la reserva, pues les dan ocho duros al presentarse y doce si llevan fusil.
Hoy recibimos carta de nuestro corresponsal en Buñol (Valencia), fechada el día 4 [1873 septiembre].
El lunes [septiembre 1] entró la partida carlista Santés en la rica población de Utiel, sin resistencia. Salió a recibirla una comisión de los principales carlistas allí residentes. Pidieron raciones, un trimestre de contribución y no molestaron al vecindario. El ayuntamiento había evacuado la población.
Las fuerzas carlistas no exceden de setecientos hombres bien armados. Los jefes visten dormán [chaqueta de uniforme que usaban los húsares] encarnado, boina blanca y pantalón azul.
El cuartel general de las partidas de aquella provincia está en Chelva. Allí organizan sus fuerzas, distribuyendo algunas para el reclutamiento que hacen por los pueblos...
...El carlismo ha logrado reunir en pocos días en aquella provincia unas fuerzas que nadie esperaba...
Nuestro corresponsal en Buñol (Valencia) nos escribe que el 3 [septiembre] por la mañana salió de Utiel la partida Santés, aumentada considerablemente, dirigiéndose a Caudete, Villargordo del Cabriel y demás puntos de Utiel; sacaron fondos y buenos caballos que les facilitaron sus mismos correligionarios.
La intención es reclutar gente, pues armas llevaban bastantes.
Muchas familias se han ausentado por temor de ser molestadas, marchando a Valencia la mayor parte.[15]

[Del Diario de Pascual Cucala] A principios del mes de septiembre [1873] salió el General Santés [José Santés y Murgui] de Chelva con tres compañías de Guías y dos batallones que llegaban a mil hombres y con estas fuerzas se apoderó de Utiel, donde cogió una porción de uniformes que le sirvieron para vestir a las compañías de Guías. El traje de éstos consistía en boina blanca, blusa encarnada, pantalón azul y polainas encarnadas, lo que iba dando aspecto a la fuerza. Santés tenía suerte de que no encontraba a su paso voluntarios nacionales, los que por no batirse le entregraban las armas, y de Utiel, sin tirar un tiro, desarmó a los de Fuenterrobles, Camporrobles, Landete y Ademuz, pueblo importante de la provincia de Cuenca [Ademuz no es, ni era de Cuenca. Es, y era entonces, de Valencia], donde estuvo tres días. Después en el camino se le incorporó la partida de Vidal, que era fuerte de doscientos hombres, de modo que formó seis compañías de Guías, una escolta personal y completó los batallones de Cazadores. Le faltaba Caballería porque hasta entonces no había podido reunir más que 20 caballos, pero eran sus fuerzas ya respetables. Pasaron por Aral, el Puente y Landella [esos pueblos no existen, más bien pudiera tratarse de ¿Aras, Alpuente y Andilla?], se le rindieron los nacionales de los tres pueblos, y le entregaron las armas y un oficial de Ejercito llamado Don Benito Cherri y las fuerzas de Valencia; al mes llevaron seiscientos 30 caballos.[16]


Utiel. Plaza Miguel Ballesteros (postal antigua)

La Reconquista [periódico carlista] publica la siguiente carta de un jefe del ejército carlista:
CAUDETE, 6 de septiembre de 1873. Señor director de la Reconquista.- Muy señor mío: Aunque supongo a Vd. ya enterado de la marcha de nuestra columna, le escribo para darle algunos detalles que no dejarán de ser curiosos para los lectores de su apreciado periódico.
Desde el día 25 de mes pasado [agosto], en que se hizo el levantamiento, hasta la fecha, hemos recorrido toda la provincia de Valencia y pasado a la de Cuenca, donde nos encontramos, y no hemos tenido el más ligero percance. Todos los días se nos unen mozos en número más o menos grande, y hoy somos ya más de 2.000, todos armados y uniformados.
Nuestro general, Sr. D. José Santés, y el jefe de estado mayor Sr. D. Bautista Arnau ["El Fi"], rivalizan en dotes militares, y a ellos principalmente se debe la organización de la columna, que adelanta rápidamente…
Hemos visitado ya los pueblos siguientes: Ribarroja, Benaguacil, Liria, Casinos, Villar del Arzobispo, Losa del Obispo, Chulilla, Loriguilla, Domeño, Calles, Chelva, Utiel, Caudete, Fuenterrobles, Camporrobles, Mira y Landete”.[17]

El 6 de septiembre de 1873, y tras negarse a firmar (septiembre 1) las penas de muerte que los tribunales habían impuesto a algunos rebeldes “cantonalistas” detenidos, dimite como Presidente D. Nicolás Salmerón.
D. Emilio Castelar Ripoll, pasa a presidir el “Poder Ejecutivo” de la República con fecha 7 de septiembre. Gobierno de carácter republicano “unitario”. Defensor de la democracia y el republicanismo federal, pero en contra de los intransigentes y la violencia en que había derivado el federalismo en algunos sectores. Continúa la sangrante guerra de Cuba y está en auge el carlismo durante la marcha del conflicto. Cuenta este gobierno con el apoyo decidido del Ejército.


Emilio Castelar Ripoll (retrato de José Nin y Tudó)

Septiembre de 1873, primeros. Parte de las fuerzas del carlista José Santés y Murgui, que tiene su cuartel general en Chelva, tras la ocupación de la zona de Utiel, y vía Camporrobles, Fuenterrobles y Mira, se dirige hacia el Rincón de Ademuz. Entrando por Vallanca, se sitúan en Ademuz el día 7 se septiembre. Esta fuerza, de unos 500 hombres, la manda su jefe Vidal.
El día 8 (festividad de la Virgen), un columna que manda el mismo Santés (con unos 2.000 hombres), y que había llegado a Moya el día anterior (día 7), oyen misa de campamento frente a Santo Domingo de Moya, desde donde parten a Ademuz.
Por lo menos, hasta mediados de ese mes de septiembre, Santés permanece en el Rincón de Ademuz, zona totalmente dominada, y considerada por la prensa de la época, y junto a Chelva, cuartel general de Santés en aquellos momentos.
Encuentro una curiosa noticia, y es que, el 11 de este mes, se celebra en la iglesia de Ademuz, una misa por el aniversario por la muerte de la madre de Santés, que parece ser, falleció en en esa villa en 1840 (no he podido conseguir noticias que confirmen esto).

De Las Provincias” de ayer [1873 septiembre 8] tomamos lo siguiente:
Pronto regresará a Valencia el brigadier Arrando [José Arrando Ballester] con su columna, pues ayer se supo que había llegado a Requena, había dejado allí los fusiles que llevaba, y volvía por la misma carretera de las Cabrillas. La facción Santés había salido ya de la provincia [septiembre, 5 o 6]: desde Utiel fue a pernoctar en Camporrobles y Fuenterrobles, y de allí, torciendo a la derecha, hacia la serranía, marchó a Mira.[18]


Pico Ranera, en la Sierra de Mira (De historiademira - historiademira, CC BY-SA 3.0)

[1873 septiembre, primeros] La facción de Santés, que desde Utiel pareció dirigirse hacia la Mancha, y hasta se dijo que trataba de marchar a la Minglanilla, siguiendo la carretera de las Cabrillas, apenas tuvo noticia de la salida de Valencia del brigadier Arrando [José Arrando Ballester] con una pequeña columna, torció hacia los espesos pinares de Mira y ha penetrado en el Rincón de Ademuz, cuyas quebradas montañas son favorables a una guerra de ocultaciones y de fugas. La facción ha penetrado en Vallanca en aquel rincón, y el domingo [septiembre 7] parece estaba ya en Ademuz, donde permaneció el lunes [septiembre 8] por la mañana.
Por aquella parte del interior de la provincia se han presentado algunos otros grupos facciosos, convergiendo siempre hacia Chelva y Ademuz, donde parece debe establecerse el cuartel general de las facciones de esta provincia.[19]


José Arrando Ballester (lienzo de Honorio Romero Orozco)

[1873 septiembre, primeros] Sólo podemos decir a nuestros lectores sobre el movimiento nacional, que en el distrito de Valencia, de donde únicamente tenemos noticias, las fuerzas legítimas crecen extraordinariamente, y se organizan sin que nadie las moleste, como podrán ver nuestros lectores, por la siguiente que copiamos del “Diario Valenciano”:
“Según asegura un colega de la localidad, la partida del Sr. Santés, habiendo tenido noticia de la salida de Valencia del Sr. Arrando en dirección a Requena, torció hacia los pinares de Mira, y penetró en el rincón de Ademuz, cuyas quebradas rocas son favorables a los guerrilleros. El domingo [septiembre 7], se encontraba ya en dicho punto [Rincón de Ademuz].
La levantada de Jérica, que el lunes se encontraba en Andilla, fuerte de unos 350 hombres, parece marchó a Ademuz a incorporarse con los que comanda el Sr. Santés.
Otros muchos grupos han ido convergiendo hacia Chelva y Ademuz, donde parece será establecido el cuartel general carlista de la provincia, según el parecer de dicho colega”.[20]


Ademuz. Vista del valle (autor Damonet)

[1873 septiembre 13] En el interior de la provincia de Valencia sigue el movimiento de pequeñas partidas, que se reconcentran hacia la parte de Chelva y Ademuz, para unirse al núcleo formado por la facción del cabecilla Santés.
El sábado [septiembre 6] penetró en Aras de Alpuente una partida dividida en tres grupos, formando un total de 280 hombres, que decían iban en busca de Santés. Entre ellos iban diversos jefes de pelotón, pero ningún hombre de prestigio; estaban armados de un modo irregular con fusiles, escopetas, viejos trabucos y algunos sables, y después de quemar el registro civil, pidieron 280 raciones de pan y carne, saliendo de Aras a las nueve de la mañana del domingo [septiembre 7] con dirección a Santa Cruz de Moya, distante más de tres leguas y perteneciente ya a la provincia de Cuenca.[21]

“La Reconquista” [periódico carlista] publica la siguiente carta, fechada el 10 [1873 septiembre] en Moya:
“Muy señor mío: la víspera de la Natividad de la Virgen [septiembre 7] tuvimos el gusto de ser visitados por la columna carlista del Sr. D. José Santés y Murgui, que procedente de Chelva y Utiel (Valencia), hizo su entrada en esta población de Moya a las siete de la mañana, habiendo salido a recibirles una comisión, compuesta de los señores individuos del ayuntamiento, el Clero y algunos vecinos de la villa. Un volteo general de campanas en las dos parroquias anunció al pueblo la llegada de tan decididos campeones de la legitimidad, y la población se vio en pocos momentos literalmente inundada de un gentío inmenso que llegaba presuroso a la plaza de la iglesia, presenciando, en medio de repetidos vivas a Carlos VII, a la religión, al ejército carlista y al comandante general señor de Santés, al que cupo el honor de servir en las filas pontificias, la quema del registro civil, cuyos libros y papeles quedaron en un instante reducidos a pavesas. Cobraron un trimestre de contribución territorial y pagaron cuantos gastos han ocasionado, dejando muy complacidos a todos estos vecinos…
… A la mañana siguiente, día de la Virgen [septiembre 8], después de oír misa de campamento frente a Santo Domingo, aquellos 2.000 valientes marcharon hacia el pueblo de Ademuz (Valencia), donde les esperaba una fuerza de 500 hombres al mando del Sr. Vidal, con quienes se han reunido.
El recuerdo, señor director, que de su paso por esta zona de castilla han dejado los defensores de Dios, de la patria y del verdadero rey, no puede ser más grato, y han llevado tras de sí las simpatías de estos habitantes, cuyas ideas siempre fueron liberales.
La columna va muy bien organizada, medianamente uniformada, y todos con fusil de aguja, revólver y machetes. Les dan seis reales diarios y calzado, percibiendo doble paga cuando han de hacer jornada larga”.[22]


Moya. En el castillo (foto de Maribel Martínez)

…Poca o casi ninguna incidencia tendría, salvo las incursiones del brigadier Santés quien, a lo largo de 1873 y 1874, aglutinó prácticamente todos los movimientos del carlismo por tierras del Centro.
Este jefe carlista inicia sus andanzas, desde Utiel, a finales de septiembre de 1873 [no es exacto, más bien desde finales de agosto (el 31 de ese mes entra con Chelva con unos 900 hombres)]. Valenciano de nacimiento [concretamente de Liria, 1817], consiguió volver a reforzar la zona del Turia colocando nuevamente a Chelva como punto de partida y pretendió, con éxito, la conquista de Cuenca, a la que arrasó y devastó en dos ocasiones.
A principio del otoño [1873] inició sus correrías con 1.500 soldados para imponer su orden y conseguir voluntarios a la causa. Por tal motivo, recorrió en sucesivas veces, las localidades de Sinarcas, Talayuelas, Santa Cruz de Moya y Ademuz; aquí contactó el 10 de septiembre con Cucala y sus 1.500 soldados. Los constantes movimientos de Santés provocaron el pánico en todos estos lugares, incluso en la capital conquense, donde el coronel D. José Pérez de Oñate, comandante de la plaza, solicitó refuerzos al gobierno central para poder apaciguar toda la comarca.[23]


General Pascual Cucala (obra de Augusto Ferrer-Dalmau)

De los periódicos valencianos del correo de hoy, tomamos las siguientes noticias:
De “Las Provincias”: [1873 septiembre 13] “Las noticias que se reciben de la marcha de las facciones, son bastante escasas. El cabecilla Santés, que forma el núcleo de las facciones valencianas, se encontraba anteayer [septiembre 11] en Ademuz, habiendo reclutado bastante gente en su correría, pues se hace ascender sus fuerzas a 2.600 hombres. Parece que se disponía a marchar a Chelva, donde tal vez llegaría ayer [septiembre 12] para recoger fondos de los pueblos de aquellas montañas amigas”.[24]

“Las Provincias” dice:
“Con retraso recibimos la correspondencia de una gran parte de los pueblos de la provincia. Las de Ademuz alcanzan al 11 [1873 septiembre], y nos dicen que aún continuaba allí el cabecilla Santés, que entró el 8 con algo más de 1.000 hombres. Durante su estancia en Ademuz se ha ocupado en confeccionar boinas y blusas para su gente; ha organizado una charanga bastante numerosa, y por la mañana y tarde ha estado haciendo el ejercicio su tropa.
El cabecilla Tarrasa ha pedido desde Tuéjar 90 raciones al ayuntamiento de Chelva, comunicándole al mismo tiempo una orden del jefe de aquellas facciones, Sr. Santés, para que proteja a los grupos carlistas que marchan a unirse a sus fuerzas, los cuales, según el alcalde de aquella villa, son bastante numerosos”.
A más de las facciones carlistas que se han concentrado en los montes de Chelva y Ademuz (Valencia), se ha formado estos días algunas pequeñas partidas en la parte baja de la provincia.[25]

Tomamos de “Las Provincias” de Valencia [1873 septiembre]:
“El día 11 nos dicen que celebraron los carlistas en la Iglesia de Ademuz un aniversario por la muerte de la madre del cabecilla Santés que murió en aquella villa el año 40. Asistió al acto religioso toda la oficialidad de la partida, que después pasó a saludar a su jefe”.[26]


Ademuz. Iglesia (dival.es)

[1873 septiembre 14] El cabecilla Santés, que forma el núcleo de las facciones valencianas, se encontraba hace algunos días en Ademuz, habiéndose reclutado bastante gente en su correría, pues se hacen ascender sus fuerzas a 2.600 hombres. Parece que se disponía a marchar a Chelva, donde tal vez llegara para recoger fondos de los pueblos de aquellas montañas amigas.
En Villel, a tres horas de Teruel, se ha situado una partida carlista compuesta de 1.200 hombres próximamente.[27]

El cabecilla Santés se encontraba anteayer [1873 septiembre 15] en el río Ademuz [Turia o Guadalaviar] camino de Teruel.[28]

Según carta del 17 [septiembre], la columna carlista que mandaba el Sr. Santés, y que cuenta en el día 4.600 hombres, seguía en Ademuz, completando su instrucción y armamento. La republicana del señor Arrando se hallaba cerca.[29]

Nuestro corresponsal de Valencia con escribe con fecha 17 [1873 septiembre] que el lunes [septiembre 15] por la tarde llegó a Burjasot, pueblo inmediato a aquella capital, la columna del brigadier Arrando mandada por el coronel Parreño, saliendo el 17 con dirección a Liria a buscar a la partida carlista mandada por Santés, la cual, sin que nadie la persiguiera, ha permanecido cuatro días en Ademuz uniformando e instruyendo sus reclutas, y que se dice cuenta ya con cerca de dos mil hombres. Hay que añadir sobre 250 hombres que salieron de Valencia la noche del sábado [septiembre 13], a las órdenes de un oficial de administración militar.[30]

CRONICA DE LA GUERRA.
La partida Santés estuvo ayer [1873 octubre 3] en Aliaguilla (Cuenca), donde quiso cobrar contribución, y no consiguiéndolo se llevó en rehenes al alcalde, un concejal y un contribuyente, saliendo para Chelva.[31]

[1873 octubre 3] La facción de Santés se ha retirado a Chelva, reinando la mayor tranquilidad en toda la provincia de Cuenca.[32]

Los periódicos valencianos del correo de ayer [1873 octubre 12] publican las siguientes noticias.
De “Las Provincias”:
“Creíase que el cabecilla Santés, que ha estado reuniendo sus dispersos en la comarca de Chelva, se proponía atacar a Requena, que desafía sus amenazas, pues en los pasados días trasladose con su gente a Utiel; pero resulta que aquel cabecilla no se atreve a hacer silbar las balas a sus partidario, que en Játiva mostraron poca firmeza, y después de un correría para buscar dinero y caballos, retrocede hacia los montes de Ademuz.
El martes [octubre 7] al anochecer algunos carlistas de la caballería de Santés, se presentaron de improviso en las afueras de Utiel, cuyos habitantes, completamente desapercibidos, hallábanse ocupados en la vendimia, retirándose a aquella hora la mayoría de ellos del campo, en dirección a sus hogares. Cerrada que hubo la noche, el grueso de las fuerzas de dicho jefe llegó por el camino de Chelva y entró en la población marcando silencioso el paso a los acordes de la charanga que le precedía.
… A las siete de la mañana del jueves [octubre 9] la facción salió de Utiel por la carretera dirigiéndose a Caudete, y parece que seguirían por Fuenterrobles y Camporrobles hacia el rincón de Ademuz. Personas que vieron su fuerza, nos afirman ascendía muy poco de mil quinientos hombres, con los cuales no se ha atrevido a atacar Requena, donde se habían preparado para una defensa enérgica, por más que sus defensores deploren que no se les hayan entregado ya un par de cañoncitos y se les unan un par de compañías para hacer el servicio constante, que es penoso para el vecindario y más aún en tiempo de trabajos de recolección.
En Utiel se reunieron a la facción Santés algunos pocos vecinos y mayor número de vendimiadores”.[33]

[1873 octubre, mediados] Los liberales de Chelva y Requena y de los pueblos de sus contornos se lamentan del abandono en que se les deja, y de la impunidad con que pueden los carlistas pasearte por sus campos y organizar sus servicios sin que nadie les moleste. Requena está dispuesta a defenderse, ha hecho para ello obras de consideración, ha armado su vecindario, pero no puede hacer por sola más que estar a la defensiva y ni aún ha obtenido tres o cuatro cañones que completen su seguridad y un destacamento que alivie al vecindario del servicio de defensa.
Es inaudito el descaro con que obran los carlistas en Chelva, que han convertido en centro de su organización. En aquella villa, donde están pacíficamente establecidos, han montado una fábrica de pólvora, fabrican balas en gran cantidad, han puesto un taller de lanzas para cuando tengan caballería, recomponen su armamento, y hacen, en fin, cuanto les acomoda.
Una correría de nuestras tropas hacia Chelva haría que se les uniesen los mozos de la reserva, que casi en su totalidad no se han presentado en caja, no por falta de voluntad, sino por hallarse cohibidos y amenazados por los carlistas y el espíritu público se reanimaría en aquella comarca.[34]

[1873 octubre, mediados] Los carlistas siguen organizando en Chelva los servicios de su ejército real sin que nadie les moleste. En aquella villa tienen una guarnición de 300 hombres, y han montado un hospital con sesenta camas, obligando a los pueblos del contorno a proporcionar, algunas de ellas hasta reunir aquel número. Si se accediera a lo que bajo capa de humanidad propone el Sr. Vallés [Francisco Vallés Roselló], declarando neutrales las poblaciones donde se establecen los hospitales, ya tenían asegurada la posesión de Chelva los señores carlistas.[35]


Chelva. Convento de San Francisco; que fue hospital en las Guerras Carlistas (verpueblos.com)

Fuerzas carlistas de José Santés y Murgui, se apoderan de la ciudad de Cuenca el 16 de octubre de 1873. Fue una efímera ocupación, pues inmediatamente se retiraron de la plaza tras la persecución que hicieron sobre ellos tropas gubernamentales enviadas desde Madrid. No obstante, fue una acción fructífera para el bando carlista, por la obtención de un importante botín de guerra (principalmente de armamento y municiones), además del refuerzo  moral por haber ocupado una capital de provincia.
Tras la retirada de Cuenca, la facción de Santés, se dirige hacia Chelva (su cuartel general), por Fuentes, Carboneras de Guadazaón, Cañete y Utiel. Por lo que deduzco de la documentación, gran parte o la totalidad de las tropas de Santés, quedan en Utiel, y reforzadas por voluntarios carlistas de la zona, intentan atacar a Requena el 22 de octubre, y como en las demás ocasiones durante estas guerras, sin éxito ("La muy Noble y Leal Requena", titulada así ya en 1836 durante la I Guerra Carlista). El 23 de octubre, parten las facciones hacia Chelva.

El 16 de octubre de 1973 lleva a cabo Santés la primera conquista de Cuenca, en la que capituló la ciudad y, con rico botín, marchó hacia Valencia….[36]

“La Igualdad” publica la siguiente carta:
Ciudadano director de La Igualdad.
CUENCA, 18 de Octubre de 1873.- Apreciable correligionario: Realizáronse los temores que abrigaban no pocos de que los carlistas pudieran invadir esta población. Aciago fue el día 16 [octubre] para la misma, no precisamente por el número de víctimas que ocasionara el intento de resistencia que hicieron los voluntarios de ella, sino por la vergüenza de verla en poder de las turbas que capitanea Santés, cosa que no hubiera sucedido con una resistencia algo seria y con algo más de celo y vigilancia por parte de las autoridades.
Hasta ahora ha sido esta la primera capital donde los carlistas han osado poner su planta. Reservado le estaba a ella tal desgracia, a la partida de Santés la gloria de esta jornada y a las autoridades la gran responsabilidad por tener completamente desamparada de fuerzas esta provincia, a pesar de las continuas correrías de esta facción por sus pueblos y de los clamores de la opinión pública, que a voz en grito las reclamaban. Pero, ¿quién se acuerda de la provincia de Cuenca?...
... Las fuerzas con que, Santés ha llevado a cabo esta hazaña no exceden de 1.300 hombres y unos 50 caballos, a los que hay que agregar de 70 a 80 mozos de la reserva y unos 100 de aquí, contando con 1.400 hombres y 100 caballos armados de lanzas, de las que han recibido aquí 50...
...Han salido se ésta [Cuenca] a las dos de la tarde de ayer [octubre 17] por la carretera de Valencia, dirigiéndose a Fuentes, Cañete y tal vez a su cuartel general, Chelva.
En la refriega sólo ha habido dos heridos, uno de los voluntarios y otro de los carlistas.
A tan poca costa ha llevado a feliz término Santés esta hazaña, la más productiva de cuantas hasta ahora ha verificado y verificará con su gente. El corresponsal.[37]


Ocupación carlista de Cuenca (octubre 1873)

CASTILLA LA NUEVA.
De la facción de Santés sabemos por las noticias de la parte no oficial de la “Gaceta”, que ayer [1873 octubre, 18 o 19] de madrugada estaba en Carboneras [de Guadazaón], y que se dirigía por el partido de Cañete a Chelva.[38]

[1873 octubre, a partir del 19] Dice “El Diario Español”:
La facción Santés [José Santés y Murgui], después de su provechosa correría a Cuenca [entraron en dicha ciudad el 16 de octubre], se dirigió a Utiel y Chelva, centro de sus operaciones, y según noticias confidenciales, se les han agregado algunos carlistas con objeto de atacar la ciudad de Requena, cuyo resultado podemos prever será funesto para los que tan impunemente están recorriendo aquella comarca.[39]

[1873 octubre,  a partir del 20] En Las Provincias” de Valencia:
La facción Santés continua en Utiel, desde donde amenaza a Requena. Parece que anteayer mañana [octubre 22] salieron de Utiel unos seiscientos infantes y algunos caballos carlistas, que llegaron hasta la vista de la liberal y decidida ciudad de Requena, a la que intimaron la rendición en el plazo de breves horas. Esta proposición fue enérgicamente rechazada por la población, que a la hora en que escribimos estas líneas no sabemos si habrá sido atacada por los carlistas.[40]

[1873 octubre 23] Por fin no fue atacada Requena por los carlistas al mando de Santés, que, la rodeaban en número de 2.500 a 3.000 hombres, los cuales se han dirigido precipitadamente [octubre 23] a las montañas de Chelva.[41]

Los carlistas de la partida de Santés, según presumíamos, no se han atrevido a atacar a Requena, a pesar de haber intimado la rendición, y el día 23 [1873 octubre], a las nueve y media de la mañana, salieron de Utiel, después de racionarse, en dirección a Chelva y en número de unos 3.000 infantes y 120 caballos.[42]

El "Diario Oficial" añadía ayer [1873 noviembre 2] en su sección de noticias: 
"Se han presentado en Veguillas (Teruel) 20 carlistas procedentes de una partida que se hallaba en El Cuervo, compuesta por unas 1.500 plazas, dirigiéndose todos a Ademuz, límite de la provincia de Cuenca. El jefe que la manda se cree sea un tal Bello [Manuel Marco y Rodrigo (a) "Marco de Bello".[43]



Veguillas de la Sierra (escapadarural.com)


Marco de Bello (de Estudio Fotográfico El Beltrán, Zaragoza)

[1873 noviembre, primeros] Los siguientes párrafos, también son de “Las Provincias”:
Con frecuencia venimos hablando de la organización que está adquiriendo el carlismo en Chelva, e insistimos sobre él para llamar la atención de las autoridades sobre aquel punto, que influye sobre los pueblos de las cercanas provincias de Teruel y Cuenca, pues ven a las facciones pacíficamente posesionadas de una población cabeza de partido, donde montan una administración con servicios que, si no les dan fuerza material, les proporcionan en aquella comarca un prestigio y fuerza moral que puede y debe destruirse a toda costa. Chelva es el centro de acción de la partida que manda Santés, la cual no ha sido perseguida ni fogueada más que en Játiva, donde se desbandó al ataque de nuestras tropas, y es seguro que no sostendría más bizarramente un nuevo ataque. Pero en tanto vive y aumenta, haciendo creer a los pueblos cercanos que no hay fuerza en el Gobierno para disputar su autoridad.
En Chelva están sus depósitos de todo género, habiendo reunido unas quince mil varchillas [medida de grano, 1/3 de fanega] de trigo y cebada [cifra importante, pero yo no soy capaz de valorarla, pues la "fanega" es medida de capacidad, no de peso, y varía bastante dependiendo de la región.], que impusieron como contribución a los pueblos en su pasada correría por la provincia de Cuenca, y a los que les han obligado a que les lleven al citado depósito.
Allí tienen también su depósito de armas, pues al paso que van proporcionándose fusiles almacenan las escopetas y trabucos que antes llevaban, y que servirán para los nuevos reclutamientos, llegando su número, según nos dicen, a 1.400 armas, aunque en su mayoría no son buenas.
Para el servicio de sanidad han exigido a los pueblos camas, compuestas de un tablado, un jergón, sabanas y manta, y han establecido un hospital con ciento de estas camas en el edificio llamado “los graneros”, de la propiedad del Cabildo de Segorbe. A la fecha en que nos daban estas noticias, no había en el hospital ningún herido, pero si tenían unos 60 enfermos.
En Chelva reúnen también sus provisiones de ropas y se uniforman. En su excursión a Cuenca recogieron unas 700 mantas, y ahora tienen ocupados muchos sastres y zapateros de todos aquellos pueblos cosiendo sus uniformes. También se reúnen constantemente en aquella población muchísimas mujeres que acuden a ver a sus maridos o parientes alistados en la facción, y a las cuales proporcionan alojamiento como a los voluntarios. La guarnición, cuando el grueso de la fuerza marcha a sus correrías, es de unos 400 hombres.
Respecto a exigencias de dinero, allí cobraron un trimestre de contribución, y faltos de fondos antes de su excursión a Cuenca, impusieron varios anticipos hasta la suma do 67.000 reales, pero después de aquella fructuosa correría los han devuelto.
Toda esta organización, todos estos servicios quedarían desbaratados el día que una columna penetrase en el interior de la provincia y llegara a Chelva, pues no es dudoso el éxito de un encuentro si los carlistas se atrevían a oponerse a su marcha, y ahora que la autoridad tiene ya algunas tropas, creemos de necesidad acabar con aquel foco carlista, que como decimos a un principio, da a su partido fuerza alguna moral y cierto prestigio en los pueblos cercanos de las cuatro provincias de Valencia, Castellón, Cuenca y Teruel.[44]

[1873 noviembre] Durante los últimos meses del año 1873, posiblemente el año decisivo para haber inclinado la balanza hacia el lado carlista, la actividad de las partidas por toda La Mancha, Rincón de Ademuz y límites con Valencia, eran constantes y desorganizadas. Cabecillas, con pequeños grupos de “facciosos” según la terminología gubernamental, deambulaban por esta zona de la península…
En el mes de noviembre aparece con fuerza la actividad de otro jefe carlista: Marco de Bello [Manuel Marco y Rodrigo], quien haciendo uso de su amistad con Vallés [Francisco Vallés Roselló], al que acaban de nombrarle comandante en jefe del Maestrazgo, éste le compensaba con el mando del Bajo Aragón y eso obligaba a quitárselo a Cucala, al que no tenía gran simpatía.
Mientras Marco de Bello ocupaba Daroca y Cantavieja, donde establecía la Academia Militar del Centro, Cucala, desposeído de su brigada, marchó hacia Ademuz desde Utiel, donde recibió parte de la ayuda de las tropas de Santés para así evitar que las tropas del gobierno llegasen a Chelva, su cuartel general.[45]

[1872 noviembre, mediados] A Las Provincias”, de Valencia, han dado noticias de Chelva algunos viajeros llegados de la misma. Según éstas, se han unido a Sántes en dicho punto las partidas de Sopena y García, procedentes de la provincia de Alicante. Dícenle que son cinco mil hombres los que tiene Santés a sus órdenes, cifra que espera el citado periódico será exagerada.
En Chelva se ocupan los carlistas en enseñar el ejercicio y el manejo de las armas a los reclutas, y a endurecerlos con frecuentes marchas...
... Por el mismo sabemos que en Valencia están reclutando los carlistas gran número de costureras para trasladarlas a Chelva donde las ocupan en la confección de uniformes.[46]

Viajeros salidos el viernes [1873 noviembre 14] a las diez de la mañana de Chelva, nos dicen que en aquella villa se encontraba el cabecilla Santés con toda su fuerza, que calculan a lo más en unos cuatro mil infantes y doscientos caballos.
En la población no habían hecho obra alguna de defensa, ni se hallaban en los pueblos de aquella zona más fuerzas facciosas, ignorándose dónde se encontraba Cucala [Pascual Cucala Mir], que se dijo iba a reforzar a Santés [José Santés y Murgui] en la previsión de que fuera Chelva objeto de los ataques de las tropas.[47]


Chelva. La Torecilla (begv.gva.es)

Hoy recibimos los números de Las Provincias” correspondientes a los días 19 y 20 del corriente [1873 noviembre]. Del número del 20 tomamos las siguientes noticias:
...Apenas se supo, y esto no tardan en saberlo los carlistas, que tienen exquisita policía, que en Valencia se preparaban a salir fuerzas para combatir al carlismo creyéndose que dirigiéndose al interior de la provincia se proponían las autoridades arrojar a Santés de Chelva, y esta noticia circuló en los pueblos de aquellas montañas produciendo marcado temor entre los ojalateros [...¡¡ Ojalá ocurra esto o aquello...!!, absolutistas, pero, por lo visto, propensos a pactos y cambios, según su interés. Esto es lo que en aquel tiempo se entendía por “ojalatero” u “hojalatero”] comprometidos, haciendo tomar medidas en Chelva para desalojar la población de los almacenes y hospital que tenía la facción, y agrupando fuerzas para resistir. Allí habían llegado Aznar con alguna gente y otros grupos de las facciones de la provincia de Alicante.
El sábado [noviembre 15] salió Santés con dos o tres mil hombres, dirigiéndose por Sinarcas a la Mancha y dejando en Chelva unos 800 hombres de guarnición y el resto de los carlistas hasta el número de unos 2.000, escalonados en los pueblos y caseríos que se extienden por una parte hacia la sierra de Utiel, y por otra hacia Avejuela [Abejuela], en el Aragón.[48]

Abejuela (laspain.com)

El pasado lunes [1873 diciembre 1] presentáronse en Venta del Moro 14 carlistas, capitaneados por un tal Yáñez, y procedentes de la disuelta partida de Riсо. Parece que se dirigía a Chelva.
Nos dicen de Utiel que van regresando a aquellos pueblos en pequeños grupos muchos de los carlistas que empuñaron el fusil para seguir al cabecilla Santés, al que no todos quieren seguir en su larga correría por la Mancha.[49]

Sobre la agrupación de fuerzas carlistas en el Rincón de Ademuz, y concretamente las de Manuel Marco y Rodrigo (Marco de Bello) y José Santés, entre finales de noviembre y principios de diciembre de este año, existe un documento epistolar del archivo de la familia Marco. Se trata de una "Carta de Francisco Polo y de D. Manuel a Mariano Marco" (hermano de Marco de Bello).
Está fechada en Torrebaja el 3 de diciembre de 1873, y entre otras cosas, y en lo que aquí respecta dice:
    “Que tenemos una gran persecución también lo dirán los liberales, pero es otra mentira porque tanto a Perruca como a Navarro y Rodrigo, nuestros perseguidores, les causamos fiasco. Vamos hoy sobre dos mil ochocientos y ciento sesenta caballos.
Ayer tarde nos reunimos para alojarnos a la vez Santes y nosotros reuniéndonos sobre 7000 hombres, teniendo que dejar a Santes en Salvacañete, provincia de Cuenca, y marchamos nosotros a Vallanca. Hoy estamos las dos fuerzas en Ademuz, Castell [Castielfabib], Torrealta y este pueblo de Torrebaja”.[59]

[1873 diciembre, primeros] También leemos en “Las Provincias”:
“Dijimos ayer que comenzaba a recibirse en Chelva el botín hecho por el cabecilla Sántes en su excursión a Castilla, y nuevas noticias nos dan a conocer la importancia de los recursos que ha dado a la facción el merodeo por las llanuras de la Mancha.
El jueves pasado [1873 diciembre 4] no sólo se recibieron en Chelva las treinta y seis cargas de tabaco de que ayer hablamos, sino que entraron cuarenta mulos cargados de armas, y más de doscientos con trigo.
Desde entonces diariamente están llegando de ciento veinte a ciento cincuenta cargas de trigo; acopio que hace Santés en su guarida para sostener los reclutas que allí se recogen y sus fuerzas, que eran esperadas, y que, según dicen, los carlistas ascienden a unos cinco mil hombres”.[50]

[1873 diciembre, primeros] Recibimos [diciembre 9] periódicos de Valencia que contienen detalles curiosos de las fuerzas carlistas que operan en aquella provincia. He aquí lo que dice el Diario Valenciano”:
...Como dijimos, las fuerzas carlistas que se dirigen a la Ribera, y quizá a Requena y Utiel, son las de Vallés [Francisco Vallés Roselló] y Cucala [Pascual Cucala Mir], y según dice Las Provincias”, para dar la mano a las fuerzas de Santés, que estará probablemente en Chelva, donde era esperado.
Así como Chelva es el cuartel general de los carlistas en Valencia, los del Maestrazgo han establecido el suyo en Cantavieja....[51]


Francisco Vallés Roselló

[Del Diario de Pascual Cucala Mir]. [1873 diciembre 7]… Tomé la marcha a Cheste y anduvimos toda la noche, porque por la parte de Chiva venia el General Palacios [Romualdo Palacio González. No confundir con el carlista Manuel Salvador Palacios] del Gobierno y me cortaba los pasos de la retirada de la parte de la Sierra de las Cabrillas. Descansé en el pueblo de Siete Aguas y por la mañana tomé la marcha en dirección al pueblo de Utiel; al pasar por cerca de Baguena [será Requena ¿?] salieron los republicanos y mandé a unos cuantos caballos; tuvieron unos tiros y los carlistas les hicieron retirar dentro del pueblo. Seguimos la marcha en dirección a Utiel y de Utiel tomé la dirección al pueblo de Ademuz. Allí descansamos un día y tomé la marcha en dirección a Teruel.[52]

Los siguientes curiosos detalles acerca de las facciones del Maestrazgo los copiamos de Las Provincias”, de Valencia, de anteayer [1873 diciembre 12]:
Las facciones parece que se reconcentran hacia Chelva, donde dudamos mucho se atrevan a esperar a las columnas que manda el general Palacio [Romualdo Palacio González]. Nada diremos de la situación de éstas, mas sí que Vallés se hallaba anteayer [diciembre 10] en Villar y sus avanzadas en Losa del Obispo, hasta donde llegó Santés con 50 caballos para celebrar una conferencia con aquel cabecilla [Vallés]. Cucala seguía su marcha a Vallés y había llegado a Gestalgar.
La entrada de Santés en Chelva, de regreso de su última expedición, tuvo lugar el sábado [diciembre 6] a las dos de la tarde y precedido por una música compuesta de unos 60 individuos de la partida, que parece ha aumentado su contingente por la fortuna de haber podido evitar todo encuentro con las fuerzas que la han perseguido.
También nos dicen que engreído Santés con la fortuna que ha presidido a su expedición, en la qua ha podido esquivar el encuentro de las tropas, se prepara a fundir cañones, creyéndose inexpugnable en Chelva, y para ello ha requisado todos los objetos de bronce que se encontraban en las cocinas de aquellos montañeses.
También dice un colega que los carlistas de Chelva han resucitado el bárbaro castigo de los palos, pues a uno de ellos le propinaron 50 hace algunos días por haber escamoteado una navaja.[53]

VALENCIA.- El capitán general [Romualdo Palacio González], en telegrama fechado en Chelva el 13 [1873 diciembre], recibido en este ministerio en el día de ayer, dice lo siguiente: “Después de siete horas de marcha difícil y arriesgada, en la que la artillería de batalla ha recorrido una legua por el lecho de un río de corriente rápida, he entrado a las tres de la tarde [diciembre 13] en esta población [Chelva], que no ha ofrecido resistencia alguna, no obstante ser el principal depósito y base de operaciones de las facciones carlistas.
En ella me esperaban hace dos días [diciembre 11] los cabecillas Cucala, Vallés y Santés con un total de fuerza do 10 a 12.000 hombres; y a pesar de la mucha defensa que ofrecen las formidables posiciones que la rodean, y de lo costoso que puede hacerse el paso por el profundo desfiladero del barranco de la Salada y de las alturas de Domeño, las facciones no se han atrevido a esperar a la división. Cucala y Vallés habían marchado hacia la provincia de Albacete el primero y hacia Segorbe el segundo, y Santés huyó esta mañana vergonzosa y precipitadamente por la Peña de los Remedios en dirección de la Yesa. Sólo algunas fuerzas de éste, que quedaron para observar nuestros movimientos, dispararon durante la marcha algunas descargas a la brigada Golfín [Luis Fernández Golfín] que flanqueaba la derecha.
Han caído en mi poder cuatro prisioneros, 420 armas de fuego de diferentes clases y modelos, gran cantidad de pólvora que he mandado inutilizar, dos talleres de vestuario y recomposición de armamento que se han destruido, ropas, instrumentos músicos, tiendas de campaña, alpargatas y otros varios efectos de guerra, de que daré a V.E. cuenta detallada”.[54]


Romualdo Palacio González (guardiacivil.es)

Del Diario de Pascual Cucala Mir [1873 diciembre]:

8 de diciembre.- Cucala en Siete Aguas en donde pernoctó.
9 de diciembre.- Cucala cobró la contribución en Utiel y pernoctó.
10 de diciembre.- Descansó en Aliaguilla, provincia de Cuenca.
11 de diciembre.- En el mismo pueblo de Aliaguilla.
12 de diciembre.- Siguió la marcha hacia Ademuz (Valencia) y descansó, en cuyo pueblo se encontró con el Batallón de “Altar y Trono” [guardia personal del infante D. Alfonso].
13 de diciembre.- En el mismo pueblo de Ademuz.
15 de diciembre.- Cucala en Villel (Aragón) en donde pernoctó.[55]


Pascual Cucala (De Columbusalbus - Escaneada una fotografía antigua)

Dice en su última hora "Las Provincias" de Valencia, del martes [1873 diciembre 30]:
Las últimas noticias de la facción Santés alcanzan al lunes [diciembre 29], a cuya fecha se hallaba en Utiel, en donde se le había reunido, bajando de Chelva, el cabecilla Palacios [Manuel Salvador Palacios], a cuyas órdenes iban las partidas de Mir, Sierra Morena [Ramón Domingo], y no sabemos si alguna otra. Las fuerzas carlistas reunidas en Utiel se hacen ascender a 8.000 hombres y 400 caballos.
Háblase de un inminente ataque a Requena; pero aún no se había notado movimiento en la facción que lo determinase. Los liberales de Requena, a pesar de que pueden tener justa queja por no haber sido atendidas sus legítimas peticiones, estaban muy animados para la defensa.[58]

[1873 diciembre, finales] Santés con todas sus fuerzas dícese que vuelve a Chelva, donde tiene establecido su cuartel general, con objeto de reorganizar sus batallones.[56]

[1873 diciembre, finales] La facción Santés sigue en dirección a Chelva, profundamente desalentada y en un completo estado de desmoralización por consecuencia de las últimas batidas que le dio la columna Weyler [Valeriano Weyler y Nicolau].[57]


Valeriano Weyler y Nicolau (Museo del Ejército, Ministerio de Defensa de España)

Finaliza el año 1873, vigente la I República y presidente del Poder Ejecutivo, D. Emilio Castelar. Pocos días de vida le quedaban a la República y a su Gobierno, pero eso lo veremos posteriormente.




[1] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 24 agosto 1869.
[3] Periódico “La Epoca” (Madrid): 11 mayo 1872.
[4] Periódico “El Imparcial” (Madrid): 30 junio 1872.
[5] Periódico “La Correspondencia de España” (Madrid): 7 octubre 1872.
[6] Periódico “La Epoca” (Madrid): 7 octubre 1872.
[7] Periódico “La Correspondencia de España” (Madrid): 8 octubre 1872.
[8] Periódico “La Esperanza” (Madrid): 5 diciembre 1872.
[9] Periódico “La Iberia” (Madrid): 5 diciembre 1872.
[10] Publicación “Diario de Pascual Cucala”. Aula Militar “Bermúdez de Castro”. (www.aulamilitar.com).
[11] Periódico “La Esperanza” (Madrid): 1 septiembre 1873.
[12] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 29 agosto 1873.
[13] Periódico “La Correspondencia de España” (Madrid): 29 agosto 1873.
[14] Periódico “La Correspondencia de España” (Madrid): 31 agosto 1873.
[15] Periódico “La Regeneración” (Madrid): 9 septiembre 1873.
[16] Publicación “Diario de Pascual Cucala”. Aula Militar “Bermúdez de Castro”. (www.aulamilitar.com).
[17] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 11 septiembre 1873.
[18] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 9 septiembre 1873.
[19] Periódico “El Gobierno” (Madrid): 11 septiembre 1873.
[20] Periódico “La Esperanza” (Madrid): 12 septiembre 1873.
[21] Periódico “La Discusión” (Madrid): 13 septiembre 1873.
[22] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 16 septiembre 1873.
[23] Romero Sáiz, Miguel. Revista “Ababol” nº 37, Sec: Scripta Manent. “Las Guerras Carlistas en nuestra Zona”, 2004.
[24] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 13 septiembre 1873.
[25] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 18 septiembre 1873.
[26] Periódico “La Igualdad” (Madrid): 19 septiembre 1873.
[27] Periódico “La Discusión” (Madrid): 14 septiembre 1873.
[28] Periódico “El Imparcial” (Madrid): 17 septiembre 1873.
[29] Periódico “La Esperanza” (Madrid): 20 septiembre 1873.
[30] Periódico “La Igualdad” (Madrid): 28 septiembre 1873.
[31] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 4 octubre 1873.
[32] Periódico “La Correspondencia de España” (Madrid): 5 octubre 1873.
[33] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 13 octubre 1873.
[34] Periódico “La Igualdad” (Madrid): 17 octubre 1873.
[35] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 18 octubre 1873.
[36] Romero Sáiz, Miguel. Revista “Ababol” nº 37, Sec: Scripta Manent. “Las Guerras Carlistas en nuestra Zona”, 2004.
[37] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 21 octubre 1873.
[38] Periódico “La Epoca” (Madrid): 20 octubre 1873.
[39] Periódico “La Discusión” (Madrid): 26 octubre 1873.
[40] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 27 octubre 1873.
[41] Periódico “La Iberia” (Madrid): 28 octubre 1873.
[42] Periódico “La Igualdad” (Madrid): 28 octubre 1873.
[43] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 3 noviembre 1873.
[44] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 6 noviembre 1873.
[45] Romero Sáiz, Miguel. “El Saco de Cuenca, Boinas Rojas bajo Mangana”. Ed: Diputación Provincial de Cuenca, 2010.
[46] Periódico “La Regeneración” (Madrid): 15 noviembre 1873.
[47] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 17 noviembre 1873.
[48] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 21 noviembre 1873.
[49] Periódico “La Igualdad” (Madrid): 2 diciembre 1873.
[50] Periódico “La Regeneración” (Madrid): 9 diciembre 1873.
[51] Periódico “La Esperanza” (Madrid): 9 diciembre 1873.
[52] Publicación “Diario de Pascual Cucala”. Aula Militar “Bermúdez de Castro”. (www.aulamilitar.com).
[53] Periódico “La Discusión” (Madrid): 14 diciembre 1873.
[54] Periódico “La Epoca” (Madrid): 19 diciembre 1873.
[55] Publicación “Diario de Pascual Cucala”. Aula Militar “Bermúdez de Castro”. (www.aulamilitar.com).
[56] Periódico “El Pensamiento Español” (Madrid): 29 diciembre 1873.
[57] Periódico “La Igualdad” (Madrid): 30 diciembre 1873
[58] Periódico “La Igualdad” (Madrid): 1 enero 1874.
[59] "Manuel Marco y Rodrigo, Marco de Bello". José María de Jaime Lorén y José de Jaime Gómez. Centro de Estudios del Jiloca. Calamocha 1992.


Comentarios

  1. Simplemente felicitarle por su trabajo. Saludos desde la historia de Mira

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    1. Muchas gracias por su interés. Enhorabuena por el suyo y dar a conocer nuestra historia

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    2. Buenas Vicente,

      Hay varios cerros de la provincia de Cuenca que conservan el topónimo de "El Telégrafo". Mi hipótesis es que durante la tercera guerra carlista se instalaron telégrafos ópticos temporales muy simples para su uso militar. ¿En la zona de Ademuz se conserva algún cerro con este nombre? Saludos

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    3. Muy buenas. Si tengo conocimiento de que así fue, pero no de que en el Rincón de Ademuz haya ningún punto así denominado. Sin duda se instalarían, como importante zona estratégica que lo fue en esta guerra. De todas formas, me voy a ocupar en el tema, y si descubro algo, no dudes te informaré. Gracias por tu interés.

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    4. De ser así, parece ser que serían muy sencillos. Actualmente en los tres cerros que conozco, tienen en común mantener una base de piedra escalonada, que podría haberse construido para colocar un mástil. Ejemplo, el Telégrafo de Aliaguilla https://s0.wklcdn.com/image_22/666193/7146406/4043370Master.jpg

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  2. Magnifico estudio de este periodo de Guerra Carlista en esta zona, me gustaría saber donde puedo obtener información parecida donde figure el General Hermenegildo y General Vicente Diaz de Cevallos, Muchas graciaS

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    Respuestas
    1. Muchas gracias JM. La inmensa mayoría de la información la he sacado de la Hemeroteca Digital bn, concretando búsquedas por años y palabras clave. Es muy costoso, pero seguro encuentras cosas. De todas formas, me tomo nota, y si encuentro algo, te lo haré saber. Saludos.

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    2. Para JM: te paso una publicación en que aparecen los dos hermanos Díaz de Cevallos, y referido a la primera guerra carlista. "Cabrera y Compañía. Los jefes del carlismo en el frente del Maestrazgo (1833-1840)", de Antonio Caridad Salvador. Puedes ver ebook en este enlace: https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/33/90/_ebook.pdf
      Es por si te ayuda en algo. Saludos

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